Algo suena en mi nube sonando

Trinchera Pop, el nuevo álbum de Iván Ferreiro (Vigo, 1970) suena a obra maestra, por lo menos así lo conciben sus adeptos, encantados con el regreso del nuevo material de este músico casi multidisciplinar, referencia en el país. Ferreiro ocupa un lugar privilegiado en el cartel del Festival Ressons Penedès. Se subirá a ese escenario el próximo 29 de abril dispuesto a emocionar a los asistentes. Ya está acostumbrado a hacerlo. 

Cuando le oigo hablar del proyecto de Iván Ferreiro siempre lo hace en plural, nunca se apodera de él, a pesar de que lleva su firma

Esto es una propuesta colectiva, por un lado está mi hermano Amaro, que es casi la mitad del proyecto, componemos conjuntamente las canciones. Luego, en el proceso de creación, me arropo en muchos amigos, porque creo que me enriquecen. Te podría citar varios, Leiva por ejemplo. Además dispongo de una banda fantástica que provoca que las canciones crezcan. Esto no sólo es una cosa mía, yo pongo el nombre, la marca, pero detrás hay mucha gente. 

Habla de Amaro, ¿qué significa para usted? 

Nos cuidamos el uno al otro, mi vida no tendría sentido sin él. En casa hemos tenido mucha suerte, porque mis padres siempre han escuchado mucha música. No te creas que yo le he machacado demasiado con eso. Tiene mucho talento y me hace crecer en todos los sentidos. 

Trinchera Pop, su último trabajo, destaca por la cantidad de emociones que transmite y lo emocional es un tema muy vigente en la actualidad. Parece que la sociedad nos obligue a estar felices constantemente. 

Padecer problemas mentales se ha visto como de persona débil, pero no lo es. Sí pienso que los jóvenes hablan mucho más sobre este tema y eso me parece algo muy positivo. Deberíamos cuidarnos los unos a los otros, porque las personas nos necesitamos. Normalizar el hecho de acudir a un psicólogo, pedir ayuda, me resulta indispensable. Antes, si ibas al psicólogo lo escondías y está muy bien apoyarse en los amigos, pero también en los profesionales. La dureza que transmiten los polos de la sociedad hace que se hable con mucha frialdad sobre esto. Y para mí, la sociedad, además de la salud física, necesita una buena salud mental para ser mejor. 

Esa trinchera, ¿supone también una manera de protegerse de los estereotipos que marca la sociedad? 

Piensa que parte de mi vida está expuesta y algunas veces recibo ataques por lo que pienso y lo que digo. Cuando empecé en la música, con 20 años, era más inconsciente y no existían las redes sociales. Algunos de esos ataques de los que te hablo llegan con faltas de respeto. Yo no respondo nunca, pero necesito gestionar esta situación de la mejor manera que puedo. Una de ellas pasa por protegerme en esa trinchera de la que hablamos. En todo caso, creo que no existe mejor trinchera que la música. 

Ha publicado material nuevo después de siete años. Vivimos en la era de la inmediatez, ¿se ha perdido la cultura de lo elaborado? 

Depende del momento y en el sitio en el que estés. En mi caso, un día mi mánager me dijo que no hacía falta sacar discos todo el rato, que la gente me iba a esperar si tardaba un poco más. Me vino bien ese consejo, porque me hace ver las cosas con más perspectiva y mi salud mental lo agradece. También entiendo que un joven de 25 años, con esa energía que tiene, quiera publicar cosas rápido. Yo he pasado por eso. Ahora, tengo la suerte de que mi público me espera. Y que la gente no se olvide de ti es un privilegio. 

Hay mucha electrónica en Trinchera Pop y sentimiento de comunidad. Quizás es un disco menos íntimo que los anteriores. 

Está hecho para ser escuchado y compartido con los demás. Creo que hay mucho amor, aunque no amor entendido como algo romántico, sí con una intención de tener empatía con el de al lado.  Pienso que nos necesitamos los unos a los otros y deberíamos cuidarnos más. 

En este sentido, en el de compartir, ha colaborado con numerosos artistas y de distinto estilo. ¿Qué le aporta? 

Soy una persona que precisa estar en contacto con la gente, aunque a veces tengo la sensación de que me gusta conocer a gente más que a personas. Colaborar con otros artistas me enriquece mucho, me gusta compartir sensibilidades y aprender de los demás. Me considero bastante empático. 

Trinchera Pop lo ha producido junto a Ricky Falkner en la Casamurada. ¿Qué tiene de especial ese lugar? 

Ricky vive prácticamente allí. Primero, el trato maravilloso que recibes de Eli y Jesús, los propietarios. Es un sitio acojonante, donde se come bien y se descansa bien. A veces parece que, en lugar de a trabajar, vas a unas vacaciones. Y luego, el estudio es alucinante. Creo que si algunos grupos internacionales lo conocieran irían a grabar allí sin dudarlo. 

Cumple 52 años y conserva una carrera totalmente consolidada. Y una voz, inconfundible. 

Me suele pasar que alguna gente la adora y otra no puede con ella (sonríe). A mí al principio me costaba mucho escucharme, de hecho lo evitaba, con el tiempo he aprendido a hacerlo. Por lo menos es una particular, aunque me gustaría cantar como lo hace Xoel López. En el proceso de grabación me dejo aconsejar mucho por Riki, ha llegado un momento que preocupo más por la letra y la música que por mi voz. 

Por cierto, tiene la sensación que Trinchera Pop es el mejor disco que ha hecho. 

Puede que sí, por lo menos yo me siento muy satisfecho con el disco que he hecho. Lo que ocurre es que decir que es el mejor asusta un poco, porque espero crear más. 

marclibianopijoan
libic21@gmail.com

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