Sábado 20 de diciembre, día lluvioso sin descanso y en la calle frente a la 2 de la Sala Apolo, en el Bar Leonés se respiraba ambiente de rockeros vividos y ya muy sabidos de lo que se iba a ver y a experimentar.
Ya dentro de La 2 y poco más allá de las 20:30h de la tarde salieron Lagartija Nick y con el inconfundible 1, 2, 3 de Antonio Arias, empezó el bolo que ya se percibía iba a ser intenso, ruidoso y a la vez emocional. Después de descubrir la desilusionante ausencia de mi querido Eric a la batería y escuchar los murmullos que ello ocasionó, no nos quedó más remedio que adentrarnos en el concierto y poco a poco descubrir que, aunque no era el toque de Eric, el sustituto de este para nada decepcionó.
Nos venían a presentar su último álbum, Eternamente en vivo, grabado en abril de este año y en su Granada de orígen. Empezando por “Lo imprevisto” de mis preferidas, pasando por “Niña ahogada en el pozo” que nos recuerda lo grande que fue el disco Omega de Enrique Morente, en el que colaboraron. “La curva de las cosas” en la que el público enloqueció, “Ciudad sin sueño” sin dudarlo mi favorita. Y entre muchas otras y acabando con la eléctrica “Celeste”, nos hacieron un recorrido por todos los géneros musicales de su trayectoria y mezclando como nadie sabe, su esencia oscura y elegante del punk, casi a veces rozando el hardcore, pasando por el metal y el flamenco entre otros, que hace que sean esa banda de culto para muchos indispensable.
